Capitulo V
Perdí el control de mi misma y me dispuse otra vez a
vagar por la ciudad. Luego de una hora, empecé a sentirme un poco mal, así que
decidí parquear mi coche. Eran las 05.00 de la mañana. Ya había vehículos en
las carreteras y pude ver algunas gentes tomando el autobús público. Hice una parada
y parqueé en un área residencial. Me quede sentada en el coche, tratando de
planear como regresar de nuevo a mi apartamento. No tenía mi satélite conmigo
así no veía la forma que podía regresar. En esos pasaron unas horas, luego dejé
mi coche en busca de una tienda donde pudiera comprar un Satélite navegador.
Sentía que alguien me sequía. Eran las 08.00 horas y sentí que algún tipo de
poder se ha apoderado de mí. Ya no me sentía yo misma y comencé a hablar sobre
cosas que no entendía. Sentí miedo pues no podía controlar mis pensamientos.
Sentí mi boca abrirse y comenzar a hablar sobre cosas que no hacían sentido
alguno. Me pase el día caminando, sin rumbo fijo. No recodaba donde había
dejado el coche o a donde se encontraba el hotel. Sentí pánico. Miraba gente
pasar por mi lado. Todos van de prisa. Algunos tenían una sonrisa, otros parecían
como que le deben y no le pagan. Me detuve en frente de una tienda. Busque en
mi bolsa, mi monedero y no lo encuentro, pensé que ellos se la habían robado.
¡Tonta soy! Decidí caminar otra vez sin saber a dónde voy o donde estaba.
Miraba a las tiendas por las ventanas de cristal, pues no tenía dinero para comprar
nada. Y así me pase todo el día. Caminado aquí, caminando allá, hasta que por
fin llego la noche y yo no tenía donde dormir. Busque en mi bolso otra vez,
pero aun no encontraba mi monedero. Caminé toda la noche, no sé en qué lugares
anduve, pero sí sé que tomaba una esquina aquí y luego tomaba la otra. No sabía
mucho sobre Londres, especialmente el lugar en que me encontraba, a pesar de
que ya llevaba algunos años aquí. Camine toda la noche sin rumbo fijo. Pude apreciar
en mi caminata cuantos daños los terremotos y la reciente guerra han causado en
la ciudad. Mi familia me vino a la mente. Pero me conforme con la idea de ellos
se tienen los unos a los otros y que Antonio y mis hermanos están ahí para
cuidar de mi madre. Yo no tenía quien me cuidara. El anhelo del regreso del Rey
Omnipotente que pondría fin a todos esto crecía aún más en mi interior. ¡Cuán
bien seria el para nuestro mundo! Llego la mañana, y aún no he dormido, que mas
no sentía ni sueño. Busque otra vez en mi bolso, a ver si encuentro mi
monedero. Ya sentía hambre y sed. ¡Y por fin ahí esta! ¡Aprecio como arte de
magia! Me compré un jugo de manzana, pero nada para comer, pues no pude
encontrar algo que me apeteciera. Mientras caminaba, a lo largo de la carrera
en una vecindad, Escuché una voz. También siento que alguien otra me exorciza
en mi espalda. Miré hacia atrás, pero vi nada. Una voz me hace creer que soy
Klourdes de Castilla. Yo le creo. Estaba en la etapa que creía todo lo que se
me decía. De repente vi a mi madre, mi ex esposo y la mujer del hombre que una
vez fue mi padrastro detrás de mí. Ellas pelean con mi ex para librarme de él.
Él es quien me exorciza. Ellas le atacan. Y el sale corriendo. Ellas luego
entran en mi cuerpo. Son poderes sobre naturales. Ellas viven en el mundo
espiritual y vinieron a ayudarme. Una voz en el aire me llama pecadora. Me dice
‘por eso es que tu sufre’ y me pide que me pare en frente de una empalizada. Un
hombre me leerá mis pecados y el decidirá si me merezco esta vida. Yo obedecí.
Cerré mis ojos, con mi cabeza erguida hacia el cielo. Sentí caer fuertes gotas
de aguas en mi rostro, en el fondo una multitud cantaba. Escuché al hombre
decir que ambas mi madre y la mujer de padrastro son mujeres puras y limpias.
Ellas se han ganado una vida. Pero yo he pecado demasiado. Yo no entendí por
qué me dice que yo he pecado demasiado. Me sentí ofendida, pero al mismo tiempo
anhelé que una vida se me diera. Pero no, la vida se me había negado. Humillada
y cabizbaja camine por las calles. Pensé que son más astucias del hombre y las
mujeres que me atormentan. ¿Por qué me quiere tan mal? Una memoria llego a mi
mente, y es cuando empecé a formar el rompe cabeza. Si te cuento ahora, tú
pensaras que en realidad debería de estar en el manicomio. De seguro que si lo
pensaras. ¿Porque la verdad amiga mía, por qué tenéis que creerme? ¿Si todo lo
que digo, parece locura o sacado de un libro de horror? Yo misma a veces dudo
de mis vivencias y visiones, a tal punto que he pensado que es mejor, ingresar
a un manicomio. A mi familia no le contado sobre esto. Por favor prométeme que
nunca les contarás a ellos en el estado en que me encuentro. No quiero
preocupar a mi madre y hermanos con mi supuesta enfermedad. Solo amiga mía,
escucha lo que yo tengo que decirte, abre tu mente a mi problema y ten cuidado
como los tomes. Pues no quiero perder la alianza que nos ha unido desde nuestra
niñez. Escucha, analiza y sé sabia en tus respuestas, pues necesito a alguien
que me pueda escuchar sin la necesidad de llamarme loca o de poner un nombre
medico a mis problemas. Te sigo contando. Mientras caminaba por las calles de
repente miré hacia el cielo. Quizás mi subconsciente, buscaba alguna ayuda que
podría venir de él. Me preguntaba dónde estaba el Rey Ardoval I o si realmente
existe. Pero algo en el cielo llamó mi atención. Miré otra vez hacia arriba y
vi una figura masculina bajar. Vestía una bata morada, su pelo largo y negro,
sus ojos negros como la noche y rostro perfilado. Por encima de su vestuario
puede ver que era un hombre delgado y de estatura mediana. Sus manos bien
finas. No pude ver sus pies pues estaban cubiertos por la bata larga que lleva.
El descendió al punto de casi poner sus pies sobre la tierra completamente. Me
habló y me dice que es Cijoc, el redentor, el hijo de Senojoc y él quería
tomarme en su rebano. Yo no me sorprendí. Han sido tantas las visiones que
visto desde mi niñez y desde que me separé mi esposo que nada ya me sorprende.
Me dijo que valla a la Embajada Dominicana y pide dos pasaportes, uno para mí y
otro para mi niña. Me dijo que era el año 2045 y que mi hija ya ha crecido.
Ella es toda una mujer. Mi ex esposo ha muerto, así que yo podré llevármela a
mi país conmigo. Al momento de partir me pidió que busque un hotel y me duche,
pues olía mal. Yo me ofendí y rotundamente me negué a aceptar que huela mal.
Así lo vi alejarse en el aire, ascendiendo, mirándome fijamente a los ojos. Una
lluvia torrencial cae antes de que el desapareciera, justo cuando se elevaba
hacia el cielo. Pensé para mis adentros, ¿Este baja del cielo con tanta gloria,
pero no puede controlar la lluvia? Ya se ha mojado como yo. ¿Mm? Quizás la
naturaleza no perdona a nadie, me dije a mi misma. “Cuando he de llover, llueve,
truene o ventee”. De todo modo, sin pensar mucho en lo que había visto, seguí
en mi camino. No le di importancia a nada de lo que me dijo. Especialmente a su
propuesta de matrimonio. Sí, él me había dicho que él quería casarme conmigo,
pero yo no le contesté. Solo le miré la cara. No me gustaron sus rasgos físicos
me imagino. O que quizás me sentía tan mal, sin tener la habilidad de recapacitar
y pensar que alguien ha bajado del cielo a pedirme matrimonio. Pero no alguien cualquiera,
sino el hijo de la religión que tantos profesan. ¡El príncipe de la religión
Senojocista, ha bajado del cielo a pedirme matrimonio! ¡Qué va! Nadie me lo
creería, ni yo misma creí lo que veía con mis ojos y escuchaba con mis oídos.
Me dije a mi misma que el tanto vagar por la ciudad ha hecho que tenga
alucinaciones otra vez. De cualquier modo, seguí en mi caminata y le dejo allí elevándose
por el aire, mientras que la lluvia ferozmente le mojaba tanto a él como a
mí... No le vi desaparecer en el aire o la distancia pues no le puse mucha
atención a lo que veía. Me dije a mi misma de que es tiempo de busqué otra vez
un hotel donde alojarme. Pensé que al día siguiente iría a la embajada, ellos
quizás podrán aclarar mi mente confusa. Eran tantas las cosas que estos seres
me hacían creer, que necesitaba de una voz humana que me confirme algunas de
esas cosas. Ya estaba oscureciendo de nuevo. Vi gente caminar rápido por
doquier y hacerse espacio entre los escombros que la guerra ha dejado. La
temperatura ya estaba bajando. Chequee mi celular y en él podía leer que la
temperatura ambiental era 6 grados Celsius. Otra noche bajo el frio me dije.
Mire a mis alrededores a ver si puedo ver un algún hotel en el área, pero no,
no divisé alguno. Otra vez el frio me atormentaría toda la noche. Fuerte,
aterrador sin compasión o distinción alguna. Vi una lágrima rodar por mis
mejillas. Puse mis manos en mi cabeza, ambas entrelazadas entre sí, mirando a
mis alrededores. ¿Dónde pasare la noche? Era lo único que escuchaba dentro de
mí. Y otra vez comencé a preocuparme donde voy a dormir. Camine a lo largo
de una carretera, hay muchos restaurantes, cafeterías y algunos bancos. Me doy
cuenta de que estoy en el centro del pueblo y mi esperanza de encontrar
alojamientos creció. Seguí caminando. Por fin puede ver a la distancia dos
hoteles pequeños. Entre en ambos y pedí una habitación, pero desgraciadamente
no tenían espacio. Salí de ellos y tuve que aceptar la realidad de que otra vez
me pasare la noche caminando. Tenía temor de dormir en las calles.
Mientras caminaba, me encontré con sitio
abierto, donde personas sin hogares duermen. Me detuve y saludé a algunas
de las jóvenes que estaban allí. Una de ella me pide que me siente y tome un
poco de agua caliente. Había más o menos seis jóvenes en total. Cada uno de
ellos con sus historias decomo terminaron sin hogar. Ahora duermen en la calle,
en cualquier esquina que puedan encontrar.
Ningunos de ellos tenían dinero suficiente para
pagar el alquiler. Y todos fueron despojados del apartamento que respetivamente
cada uno alquilaba. Unas de esas jóvenes, recuerdo yo, era una joven española.
Ella emigró con su novio, también español, hacía ya un año atrás. Ambos se
conocieron en un sitio del internet y luego de seis meses decidieron que
viajarían juntos hacia Londres. Me contaba como todo marchaba bien. Ella
trabajaba en un asilo para ancianos y el en una fábrica de teléfonos. Pero un
día él decido que regresaba de nuevo a España. Ella decidió quedarse atrás.
Pues le gustaba muchísimo la vida en Londres. Cuando le pregunte como termino
en la calle, me contó que perdió su empleo y no pudo pagar la renta, así que la
pusieron de ‘patitas en la calle’. Yo le conte que también estoy sin hogar y no
sé dónde pasar la noche. Ella me pidió que me quedaras, pues el sitio era lo suficiente
grande, habría espacio para una más. Yo le di las gracias, pero le informe que
debería de seguir mi camino. No pude aceptar su oferta, pues tenía temor de
dormir al aire libre. Me levanté y continué caminando. Mi reloj marcaba las
20.00 horas. De repente, mientras camino, el cielo abrió sus puertas sobre mí.
Estaba lloviendo. Pero lloviendo muy fuerte! En cuestión de dos minutos, vi mi ropa
casi empapada por la lluvia. Busqué con mis ojos un lugar donde refugiarme. A
más o menos 300 yardas, vi una cafetería. Corrí hacia ella. Al llegar, me
detuve en una esquina, no quise entrar pues estaba mojada y no crei que ellos
me aceptarían. Así que me senté afuera, pues había un techo pequeño y bajo
estas algunas sillas y mesas. Allí me acobijé de la lluvia por unos veinte
minutos. Me tomé un café mientras esperaba que todo vuelva a la normalidad.
Una voz me dice que continúe caminado.
Me dio alegría volver a escucharla, pues ya no me
había hablado por días. Hice como se me
pidió. Vague por la ciudad. Camine, camine, camine por dos días más. Camine sin
rumbo fijo. El día vino seguido de la noche. Yo ya no había dormidos por días.
No recuerdo exactamente por cuantos días caminé la cuidad de Londres... Cinco
días. Sí... cinco días de caminata. Caminé sin cesar, esperando que un ser
divino se interponga en mi camino y pusiera punto final a mi odisea. En cuanto
a la voz que pidió que siguiera caminando, la había escuchado por dos días consecutivos.
Por fin
me cansé al quinto día. No tenía miedo alguno de que alguien pudiera herirme.
Camine por las noches como si fuera de día. Sin miedo alguno. Una de esas
noches, divisé a los lejos algunas figuras en la calle. Vi el rostro de un
hombre, con su cabeza cubierta en una corona de espina. Vi sangre brotar de su
frente. Al otro lado estaba él ese el hombre verde oscuro, Maldovar. Él se paró
allí, bloqueando mi camino. Parece estar muy seguro de sí mismo. Lo digo por la
forma en que este se paraba. Pude notar a los lejos, que este tenía algo en sus
manos parecido a un bastón largo y grueso, de color negro. Una piedra gigante
roja adornaba la parte de arriba del bastón. Para este entonces ya empecé a
llamarle el Diablo, debería ser él, pensé. Pero su nombre real es Maldovar.
Sí… recordé que, en la casa de la pastora, se me dijo que su hombre real es
Maldovar. Pues me llené de valor y decidí que cruzaría, exactamente, por donde
él estaba parado. Levanté mi barbilla bien en alto, me levanté los pantalones y
moví mis brazos en forma circular. Esto me preparó mentalmente para poder pasar
por donde él estaba. Y… pase por ahí. Al pasarle, le miré directamente a los
ojos. No me infundió medio alguno.
Mis pies ya me estaban doliendo y mis piernas ya no
daban más. La voz me dijo: ¿estas cansada de vivir? ¿Quieres que te muestres
Castilla? Yo afirme con un movimiento de cabeza. Y le pregunté, ¿acaso Castilla
no es un reino Senojocista? ¿Cómo vas a llevarme allá, si solo los Senojocistas
pueden entrar en el después de la muerte? La voz entonces me dijo, ‘¿Cómo es
que sabes tanto del lado enemigo? ¿O es que acaso te has puesto a estudiar y
aprender el otro lado en lugar de aprender el tuyo?’. ‘No’ le dije yo.
‘Solo que desde mi niñez escuché a los demás a hablar. Y, además, ¿Es que acaso
se te olvida que estuve casado con uno de ellos?’ Le dije yo. ‘- ‘¡Te
sorprenderás de lo que estas a punto de ver!, me dijo ella. ‘Me muero de las
ganas’. Le dije yo. Tomé la oportunidad para reclamarle a donde se había metido
en todos estos días. La voz me dijo: aquí contigo a través de tu largo y arduo
camino. Yo le sonríe. La voz me pidio que me detuviera enfrente de una
tienda y lo hice. Me dijo que buscara una tienda con paredes blancas.
Eran ya las 03.00 de la mañana. Encontré la tienda como ella me ha pedido. Ella
me dijo que tenía una sorpresa lista para mí. Me pidió que no tuviera miedo. Yo
le aseguré que no lo tendría. Así que ahí estaba yo, parada en frente de una
pared blanca, como se me pidió, llena de esperanza. De que algo bueno quizás me
pasaría y yo al final podría regresar de nuevo a mi apartamento, sin temor
alguno de que alguien me molestara. Eso era todo lo que yo anhelaba. En cuanto
a Castilla, no sabía mucho sobre ella, solo las historias que había escuchado
de otros. Nunca he estado en ese lugar, o humano alguno, alguna vez había
pisado pies en ella. Pero se me ha prometido Castilla, así que pensé que
cualquier lugar sería mejor que vagar por las calles. Ahí estoy parada, cuando
de repente sentí que mi cuerpo comienza a cambiar… y… he aquí me
convertí en una luz… y… desaparecí de este mundo. He sido trasportada a
otro mundo. ¡He desaparecido de la Tierra! En este nuevo mundo, creo que
Castilla, la voz me da instrucciones sobre cuales lugares yo puedo visitar. Así
que pensé que seré una buena persona y obedecería todas las reglas de este
nuevo mundo. Aquí también es de noche. Estoy parada a lo largo de una
carrera que parece no tener fin. A ambos lados casa, comunes y corrientes. Miré
hacia al este, y solo vi luces. Ahí no se me permitía ir o visitar, pues no
tengo un título. Solo esos con títulos pueden ir hacia allá. Es decir, soy
pobre y los pobres no están permitidos caminar en la parte Este de la calle. Yo
obedecí y caminé en un ratio de una milla de ida y vuelta. Ese fue el lugar que
se me había dado para caminar. No podía ir al comienzo del Este ni tampoco
visitar el final del Oeste. Preguntas inundaron mi cabeza. No entendía
muchas cosas. En mi mente me llego, la India, país donde, las personas son
clasificadas en clases social y ningunas de esas clases sociales se juntan
entre sí. Cada quien vive en su mundo, y nunca vería as a un rico visitar el
lugar que los pobres visitan. Pero de regreso a este nuevo mundo, con sus
reglas o sin reglas debía respectarlo. La voz me dijo me dice ‘bienvenidas los
cielos’ o ‘Castillas’ como realmente ahora se llama. Yo no le creí. ¿Los
cielos? ¡Tú estás bromeando! El silencio reinó. Al cabo de unos minutos, yo
entonces le pregunté a la voz, ¿qué pasado con esas calles de oro y mares de
cristal que tantas religiones predican, especialmente los Senojocistas? ¿Cómo
es posible que hay clases sociales y el pueblo haya sido divido de acuerdo a
sus riquezas? !No… no podía creerlo! Pero, de cualquier modo, quien yo soy yo
para juzgar. Así que me disculpe con la voz y le dije que seguiría las reglas.
Esto fue, hasta que
una casa en el este me llama la atención. Podía verla a la distancia. Afuera en
su jardín, yace en el aire una luz morada, larga y circulante. Se movía en
círculo muy grande. La voz me dijo que esa es la casa del Rey Aldovar I. me
dijo, ‘el Rey que tu espera o que la tierra ha escuchado hablar tanto de él,
pero que muy pocos creen que exista o adoren’. ‘Al lado, es la casa de
Senojoc’ me explicó la voz. ‘Él es el nuevo rey en Castilla’. Me entristecí al
tener que enfrentar que los Senojocistas estaban en lo cierto en que su rey
reina sobre la tierra. Me volví hacia la voz y le pregunté, ¿Cuándo por fin
nacerá el hijo que tanto él espera? Pero no encontré respuesta alguna. La voz
desapareció y me dejó con mis dudas y preguntas. Me quede esmerada,
mirando hacia el Este, hacia donde se encontraba la luz morada. Al cabo de unos
veinte minutos aún estaba ahí parada a lo largo de la carretera, analizando
todo a mi alrededor y escuchando una voz que me da instrucciones. No me
gustaron todas las cosas que se me dijeron. Así que le dije a la voz, que me
retractaba de mi promesa no de andar en lugares no permitidos. Estaba ahí, y la
idea de que no sabía por cuanto tiempo rondaba mis pensamientos. Debía de
aprovechar la oportunidad que el destino me había dado. Al mismo tiempo me
preguntaba si que el Rey Aldovar I se había dado cuenta de mi presencia. La
idea de ir hacia su morada toco mis pensamientos, pero la duda y el miedo al
rechazo, el miedo a hacer el ridículo de mi misma, eran más fuerte que yo. Así
que en lugar decidí caminar hacia el oeste sin importarme las instrucciones que
previamente se me había dado. Lo que vi conmueve mi alma. Casas viejas, hechas
de ladrillos, me recuerdan a las casas de Inglaterra, pero estas son viejas y
maltratadas. No había jardín, hierbas o flores. Las casas están construidas
juntas, no hay espacio entre ellas, me recuerdan a las shertered housing
para los ancianos que son construidas en Inglaterra. Hay fundas negras llenas
de basuras por doquier. Viven en la total pobreza. Ni tan siquiera gente en mi
país se viven en esas condiciones físicas. Me entristecí, y empecé a cuestionar
la santidad de Senojoc, nuevo Rey de Castilla y Rey de la tierra. Me dio
coraje, como es que en la tierra muchos se vuelven locos por él, clamándole día
y noche. Cuando en realidad, no todo es amor como él lo predica. Es toda una
falsedad. El cielo prometido a tantos en la tierra por milenios, no existe.
Aunque debo de admitir, yo nunca he esperado un cielo prometido, sino más bien
un rey que regresaría y reinaría sobre todos en la tierra. En mi religión nunca
se nos ha prometido un cielo sino más bien restauración al mundo que vivimos.
Quizás todo en la mente de Senojoc es un
juego. Nosotros somos las fichas del ajedrez. Y él las mueve a su disposición,
siempre ganando, llevando la ventaja sobre nosotros, siempre sabiendo cual
ficha mover y como hacer el “jaque mate”. Me pregunté a mí misma si habrá
alguien vivo en la tierra capaz de creer lo que he visto. Me dolió al saber que
la respuesta era negativa. ¿Que más vale?, me dice a mí misma. Así que en
cuestión de minutos viaje todo el lugar Oeste, yo no lo hacía, más bien alguien
dentro mí me enseñaba el lugar y hacia que me moviera a gran velocidad. No
sabía que dentro de mí existía tan gran poder. Sentía que viajaba a la
velocidad máxima de 100 millas por hora y no podía hacer nada para controlarme.
Entonces, la pregunta
de quién era el Rey antiguo de Castilla vino a mi mente. Si había estudiado
sobre él desde mi juventud. Le seguido, le obedecido, le he amado como Dios
único. Pero quería saber más sobre él, quería confirmar mis sospechas que llevo
dentro de mí por tantos años. Quería saber si en realidad el antes me había
hablado, o si todo lo que había vivido desde ese entonces; no eran más que
obras de malos espíritus que me había hecho creer cosas que talvez no sean
reales. Debía confirmar mis sospechas y calmar de una vez por toda mi alma que
sedienta de respuestas estaba. Mire otra vez hacia el Este. La luz morada en el
aire aún llama mi atención. Era como si al mirarle, ella me hipnotizaba y ponía
en mi mente la idea de valla hacia ella… entonces embarqué una búsqueda en mi
interior, a encontrar la voz que me ha estado hablando. Pero nada… ella no me
responde.
Luego de unos largos veinte minutos de silencio,
ella regresa otra vez. Me dio alegría pues tenía tantas cosas por las cuales
preguntar. Y mi primera petición fue saber más sobre el Rey Aldovar I. La voz
respondió con otra pregunta y me dijo: ¿tú crees que es justo las condiciones
físicas de las personas en el Oeste? ¿Crees que un Dios justo y lleno de amor
haría a los demás dejaría pasar a los demás por semejante barbaridad? Aún tengo
mucho por enseñarte, ten paciencia y te mostrare el camino. Me dijo la
voz. Con tristeza a lo que he visto, le respondí que no me apareció justo.
Otra voz –proveniente del aire--interrumpió nuestra conversación y dijo: ‘ellos
están ahí porque son pecadores y sucios’. Yo renegué aceptar la explicación.
Volví al lugar donde se me pidió que me quedara. Pero mi curiosidad es tan
grande. Quiero ver que hay en el Este. Quiero ir hacia la morada del Rey
Aldovar I. Pero… hay un área oscura que se interpone en mi camino. Esa área
oscura separa al Este del Oeste. Si voy y camino por ella se me apagara
la luz de mi cuerpo y me pondré negra. Aquí en este lugar yo soy blanca, rubia
y con rostro redondo. Tengo ojos azules. Parezco europea. He visto mi
reflejo reflejado en mi celular. Si Voy Senojoc que es el Dios de
Castilla, se dará cuenta de que desobedecido. Y se me castigara con la muerte.
Eso fue lo que la voz me ha explicado. Pero mi curiosidad es muy grande. A El,
Senojoc, el Dios que muchos adoran en la tierra no le he visto. Y un rompe
cazada se ha empezado a forma en mi cabeza. ¿Si Senojoc es el nuevo Rey? ¿Eso
quiere decir, que mi religión es la real, la única y verdadera? ¿Que el Rey
Aldoval es realidad el padre de nuestra creación? Estaba ahí parada, escuchando
una voz, darme direcciones. No se me ha presentado ante nadie, pero tampoco se
ha dicho dónde viviré. ¿Es así como se recibe un Aldovarista en los cielos?
¿Qué ha pasado con todas esas historias de bienvenidas que escuche a tantos de
mis pastores hablar? Angustias comenzaron a llenar mi ser. Ahora estoy en
otro mundo donde no conozco nadie. Sé que he sufrido en la tierra, pero al
menos, allá tenía un apartamento alquilado y suficiente dinero en el banco.
¿Qué hare ahora? empecé a sentir pena de mi misma y de cuan estúpida he sido al
aceptar venir a este nuevo mundo sin conocer a nadie. Sin pensar en las
consecuencias de este viaje. ¿Qué tal si todo ha sido una trampa de los seres
que me atormentan en mi habitación? La posible respuesta a mi inquietud, me
lleno de terror. ¿Qué haré ahora? ¡He metido los pies en el mismo charco
dos veces! Eso fue exactamente, lo que hice al seguir a mi ex esposo Marcos a
una tierra lejana de mis seres queridos. ¡A ellos cuanto lo extraño! ¿Cómo la estarán
pasando? ¿Ahora como regresare de nuevo a la tierra? No podía creer mi
desdicha. Me di cuenta de que tomé la salida fácil, al aceptar venir a este
mundo. Quizás las noches de insomnios habían hecho su trabajo. Me consolé a mí
misma, me dije que quizás no pensé bien por las condiciones físicas y
espiritual que estaba pasando en la tierra. No quería aceptar la realidad de mi
decisión y el espacio físico en que ahora me encontraba.
Le hable a la voz, buscando de una forma u
otro ser consolada. Pero nadie me respondió. Se me dejo ahí sola. Parada
mirando a las casas y ver gente entrar y salir. En eso, se me acercó, un señor
más o menos 50 años de edad, de piel negra. Vestía ropa normal, así como todos
nosotros en la tierra. El me preguntó si me encontraba bien. Yo me asusté y
comencé a peguntarme internamente que él quería de mí. Sin hablarle, me moví de
lugar. El notó que yo no quería hablarle y siguió su camino. ¡Qué alivio pensé!
Como me encontraba sola… sin la voz o alguien que me guíe, decidí averiguar que
hay en realidad en el Este.
Decidí arriesgarme
sin importarme las consecuencias. Quizás esto es algo típico en mí. Mientras
caminaba en el tramo oscuro, vi como mi luz se apagaba. Así que corrí otra vez
hacia atrás, donde estaba la luz. Pero fue muy tarde. El color de mi piel había
ya cambiado a otro tono. Mi Piel… era de otro color. Parecía
mestiza. No me importó. Así que empecé de nuevo mi caminata hacia el Este.
Debía saber que se ocultaba allá. Pues desde mi posición solo se veía luces a
lo lejos. Caminé hacia el Este. Por fin llegue luego de caminar por unos
20 minutos. A lo largo de la carrera se estrechaba una ciudad bella, con calles
de oro, casas brillantes hechas de ladrillos rojos, con tanta luz en ellos que
parecían haber sido construidos en metal reforzados. Las vallas en los jardines
hechas en hierro, diseñados con flores o diseños de aves. Su color rojo
resplandeciente; me recuerda a una de mis visiones anteriores, en la cual vi a
un ser morado radiante. Pero no era la misma calle que antes había visto en mis
visiones. De eso, estaba segura. Noté que todas las gentes caminaban con la
cabeza erguida. Llevaban vestuarios ostentosos, así como lo hacían los europeos
en el siglo XVII. El estilo muy conservador y reservado. Que diferente al
Oeste, pensé. Nadie parece notar que estoy ahí observando en medio de la calle.
Parecían estar de prisas. Me acerque a una tienda, muy lujosa. Desde afuera se
podía apreciar la belleza del edificio. Pensé que adentro seria aún más bella.
Pero no podía entrar. Me sentí tan sucia y mal conmigo misma por no tener el
vestuario adecuado para entrar en ellas y mi piel se ha vuelto negra como la
misma noche. Además, me dije, son tiendas de ricos, de gente con títulos. Pude
apreciar a través de las ventanas de cristales, un par de zapatillas rojas.
Están adornadas con piedras a lo largo del talón. No sé qué clase de piedras,
pues no soy letrada en esas cosas. Pero si brillaban tanto que hasta llegue a
creer que quizás sean diamantes. Debo de admitir que me encantaron.
Busqué cuidadosamente con mis ojos, para ver si podía ver el precio. Pero no lo
tenía. Qué pena pensé. Me sentí un poco decepcionada, pero al mismo tiempo me
había dado un poco de alegría el ver esas zapatillas. Ja, ja… quizás los hombres
tienen razón, cuando dicen que nosotras las mujeres solo pensamos en zapatos.
Observé a todo por un rato y luego corrí de vuelta hacia mi puesto.
Pude apreciar la
desigualdad. La voz vuelve a hablarme otra vez y me recuerda que Senojoc es el
nuevo rey de Castilla. Él ha gobernado Castilla por los últimos ‘dos milenios’.
El Rey Ardoval I peleo una gran batalla contra él, pero Senojoc ganó la batalla
y se instaló como el nuevo rey y Dios de los cielos, nombrándole Castilla. El
Rey Ardoval I espera por la mujer prodigiosa, de acuerdo a las escrituras, que
un día, después de dos milenios, nacerá en un mundo lejano a Castilla. El Rey
Ardoval I perdió su familia en la batalla. A él se le prometió por el consejo
Diotal, que, dentro de dos
milenios, el recuperará su poder. Con anhelo él has esperado a esa esa mujer.
Yo le escuchaba hablar, pero no tenía tanto interés en lo que se decía. Pues
nuevamente la angustia de no tener donde dormir rondaba mi mente. Y para
completar mi desdicha mi piel se había vuelto negra, eso de acuerdo a la voz,
era una señal de que había caminado en la parte oscura que lleva hacia el Este.
No hay gente negra en Castilla. En cuanto las autoridades me vean en la mañana
se me juzgaría, con la muerte siendo el castigo por mi desobediencia. Sentía
mariposas en mi estómago. Le recordé a la voz, que hace más de una hora
había visto a un señor negro acercarse a mí. La voz me respondió, que no sabía
de donde había salido, pues no hay negros en Castilla, una vez lo hubo… pero…--
y luego ella hizo una pausa y dejo de hablar. No valió, cuanto le rogara que me
siguiera contando, pero ella, la voz guardo silencio una vez más.
Pues aun no
tenía donde dormir y la muerte la tenía garantizada en la mañana. ¡De seguro
que alguien me había puesto una maldición en mí! Me dije para mis adentros.
Me detuve en medio de la acera y observaba todo. Es todo lo que hacía. Parecía
como mi vida se había vuelto en observar y quejarme de lo que observaba.
Miré hacia la pared en el jardín de una casa. Vi una figura femenina cambiar de
posición. Pensé que ella chequea a la gente a ver cómo se comportan. Debía de
ser un “ángel” de Senojoc. Ella no era solo una pintura en la pared. Ella
tenía vida tanto como yo. Estaba esmerada de como una pintura podía moverse
como si fuera humana. Mientras observaba mi alrededor, vi una joven de piel
marrón clara, mestiza, caminar in dirección Oeste. ¡Esa es mi hija! la
alegría inundaba mi ser. !Estaba tan feliz de verla! La tome de la mano y le
pregunte si me recuerda. Ella cabizbaja quería seguir su camino, no me miraba a
los ojos. No creo que se daba cuenta de que estaba ahí enfrente de ella.
Parecía una persona sin alma, o como dicen allá en mi pueblo, una persona
vendida. De nuevo vi esa figura masculina, la cual vi cuando estaba en la
tierra y dice llamarse Cijoc, bajar del cielo. Aquí también en Castilla hay un
cielo con estrellas como el nuestro. Él se le acerca a Lissette y le arrebató
un papel de las manos cuando al mismo tiempo le decía: ‘dame mi trabajo,
estúpida’. Me enoje al escucharle a él decirle estúpida. Ella quería caminar
hacia el Oeste. Así que la deje caminar. Vi como mi hija Lissette se perdió en
la distancia. No pude detenerla junto a mí o mejor dicho la idea de mantenerla
junto a mí no llego a mi mente. La vi marcharse en la distancia. Pensé que ella
estaría bien. Ya era toda una mujercita. Parecía tener ya los 20 años. Pero la
idea de que ella solo vagaría por las calles como yo lo he estado haciendo
nunca me llego a la cabeza.
Ella se parece mucho a mí. Verla a ella es ver el
mismo de retrato de mí. La voz me dice, ese que muchos llamas el Redentor en la
tierra y que tú has visto se llama Cijoc, es el hijo de Senojoc el nuevo Rey de
Castilla. Yo le no le di mucha importancia. Pues no entendía todo bien.
Estaba ya tan cansada, las palabras me entraban por un oído y me salían por la
otra. La voz me dijo: ¿Esta segura de que esta es tu niña? Yo le digo que
sí. Ella me dijo entonces, ¿Pero tu hija es una niña de 12 años, como es que
ahora piensa que es una jovencita que aparenta tener 20 años? Yo respondí ¿Se
parece, a ella o no? La voz me contesta que quizás esas son astucias del
maligno para confundirme. Yo guardé silencio.
Mientras estoy parada
en mi lugar asignado, he aquí vi en la distancia más o menos a
media milla, donde antes estaba la luz morada en el aire, figura gigantesca que
se eleva por los cielos. El me miró, yo le miré. Él no me habló tampoco yo le
hablé. Su semejanza es inigualable. Se eleva por los altos, detrás de él, en el
fondo una sombra negra cubre el espacio. Se elevan montañas y en su frente un
castillo gigante se eleva por los aires. Él se pasea en su jardín. Yo me
pregunto ¿qué le pasa y quien será? ¿será ese Senojoc? Parece estar preocupado.
Tiene la figura de un hombre, pero de tez morada. Su cabeza plana. La voz
entonces me dijo que ese es el Rey Ardovar I. Yo le miraba en silencio. Le
pregunte a la voz, ¿Entonces ese es el Dios de nuestra creación? ¿Mi Dios? ¿A
quién yo he adorado toda mi vida? ¿Y ha perdido sus poderes y otro Dios viene y
se instala en su reino? la voz me dice que sí. Sentí pena por él, aunque ya
sabía todas las respuestas a mis preguntas. El verlo con mis propios ojos era
algo totalmente diferente. La voz entonces me recuerda otra vez, que
mañana, se me juzgara… y… moriré. Yo pude apreciar sarcasmo en su voz,
pero no tenía el ánimo para unos de sus juegos. Es que a veces no le creía todo
lo que me decía. Y talvez mañana yo despierte otra vez, en la tierra libre de esta
pesadilla que en ese momento me atormentaba.
La voz me dijo que él
quiere a Klourdes de Castilla. Yo pregunto quién es ella. Ella, la voz, me dijo
que es la mujer por lo cual el Consejo Diotal le otorgará su reino de nuevo. Yo
le respondí: ah… si Klourdes de Castilla, nuestra futura Reina, ahora recuerdo…
ya se me había olvidado. Como tú sabes amiga Alondra, Esa es la fe, la promesa
de mi religión. ¡Bendita sea ella! ¡Cuánto nosotros esperamos su llegada! La
voz entonces, me pidió que anduviera todo el lugar en busca de ella. Le digo a
la voz si ella también quiere volverme loca. La voz se rio a carcajada.
Le recuerde a ella que en la tierra muchos se han pasados más de treinta años
tratando de encontrarla, pues como las escrituras dicen, ya habrá de haber
nacido, pero nadie sabe exactamente dónde encontrarla. La voz me reitera que
quizás muchos han estado buscando en el lugar equivocado. Entre esos muchos
también estoy yo incluida. ¿La voz entonces me pregunta: ¿Cuéntame cómo es que
tienes una hija, si tu esposo nunca te toco? Yo me quede helada… no sabiendo
que decir.
– ¿Qué has dicho, Emilia? Le pregunte yo, con
los ojos aún más abierto que una lechuza durante el día. Sí que mi amiga tiene
todo un mundo a su alrededor que yo nunca imagine. Y empecé a preguntarme, en
que había yo realmente fallado, que, a pesar de ser amigas desde nuestra niñez,
aun desconocía su mente, su mundo y sus vivencias. Pero en el fondo entendía
muy bien el por qué nunca antes me había contado: yo le pondría una tilde de
loca. Si entiendo muy bien el por qué se habrá guardado todo esto para sí sola
y no la culpo. Tienes sus razones.
– algún día, y te contaré, respondió ella. ‘
--disculpa, no quise interrumpir.
-Solo déjame seguirte contando sobre mi doble vida.
-Yo le accedí la palabra.
-Mientras continuaba parada en el lugar que se
me había asignado por la voz, ese ser morado radiante que había visto en una de
mis visiones se me acerca. Me dijo que si camino con mi frente y quijada
erguida el me tomara como esposa y mi sufrimiento de vagar por las calles se
terminara. el me daría una poción y mi piel cobraría su luz otra vez. de este
modo salvaría mi vida. pues mañana cuando las autoridades me vean, de una vez
se me juzgará. el resultado final, sería mi muerte. Me alegre al escuchar
su propuesta. Por fin dejaría de vagar y salvaria mi vida. Así que yo acepte su
reto. El dio una bolita roja transparente, con otros colores verde y amarillo
dentro de esta, parecida a esa que usan los niños para jugar bolitas en el suelo.
Yo la tomé en mi mano derecha y empecé a admirar los colores verdes y amarillo
radiante que provenían de esta. El el tomo de mi mano y la puso en mi nariz, en
el hueco de entre medio de mis dos ojos. Debía de caminar con ella puesta ahí,
sin dejarla caer. Me dispuse a caminar por las calles, con el detrás de mí, con
la quijada erguida, solo para satisfacer su pedido. Pero repentinamente, algo
dentro de mí succiono la bola hacia dentro de mi estómago. El me daba otra y
otra y lo mismo pasaba luego de unos dos minutos. Vi cómo la gente se apartaba
de mi camino. Me abrían paso y ponían a un lado paso. ¡Estupendo! Pensé. Me
entretuve con la reverencia que provenía de los demás. Pero luego de unos
diez minutos me cansé y decidí bajarla. Pues el caminar con la cabeza erguida,
me hizo recordar lo que vi en la parte Este de la cuidad. Yo no quería ser como
ellos. Pensé que era arrogancia caminar erguido, menospreciando los demás, que
por una razón alguna no han sido tan dichosos con la vida. ¿Cuál serán sus
pecados que deben vivir en la pobreza? Yo soy nadie para juzgarle. Él se enoja
y me dice que si quiero que él me tome de las calles debo de hacer lo que se me
pide, pero yo desobedecí. Y para hacerme la vida más complicada, de acuerdo el,
el destino ha hecho que algo dentro de succionara sus bolas, la cual yo debía
de llevar en mi nariz y no en mi estómago. Parecía furioso. Así que rechacé su
oferta de matrimonio. Pensé que era cruel para esos que no tienen título. Él me
dijo que no es su culpa que él tiene título y los otros no. Él es alguien
importante. Yo pude ver la semejanza entre él y la figura gigantesca que se
eleva por los aires. Pero aun así desobedecí. Me sentí humillada con las cosas
que me dijo. Le deje parado en mi puesto y decidí que era tiempo que regrese a
la tierra. Me dije: allá en Inglaterra yo tengo mucho dinero en el banco y un
apartamento rentado. Aquí yo tengo nada.
-Yo le interrumpo, y le
pedí que me cuente más sobre el gigante que se eleva por los cielos. Ella dice:
- él, como te dije antes, él es El Rey Ardoval
I, el Dios de nuestra creación. El Rey de mi religión y adoración. Como te dije
antes, él busca a Klourdes de Castilla. Ella es la reliquia que todos buscan,
pero nadie encuentra. Sé que él tiene la solución o el poder de encender la luz
de nuevo en mi cuerpo. Eso me ha dicho la voz. Pero si te continúo contando. Yo
entonces deje el ser morado en la calle con su propuesta de matrimonio.
Le ignoré y en cambio decidí caminar por la calle dirección Oeste. Mientras
camino siento que me elevan nivel. Sentí la tierra elevarse y de repente me
encuentro en otra calle. Vi una carretera larga y muy poca luz. No sabía
dónde estaba. A lo largo de la carretera, a ambos lados, hay casas. Busqué a la
voz, le hablé, pero ella no me respondió. ¿Me ha dejado sola otra vez? Le
pregunte. Pero nada, reinaba el silencio total. De repente escuché el sonido de
una sirena. Para ser más específica, la sirena que se toca, cuando una guerra
se ha desatado. En el aire una voz femenina, dijo: a todos los Selonians
se les ordena que dejen Maggoc en este instante e inmediatamente. Vi gentes en
la calle correr, en los cielos vi cohetes, helicópteros, vi en las calles
soldados esconderse detrás de casas. Vi niños vagar por las calles en ropas
sucias y descalzos. Los adultos por igual. La ciudad parece un caos. Le
pregunto a la voz, que está pasando, ella me dijo que una guerra se ha desatado
entre Selonia and Maggoc. Le rogué a la voz que me llevase de regreso a
la tierra. ¿O es que acaso no sientes piedad de mí? ¿No crees que he pasado o
sufrido lo suficiente? Le dije. La voz me pidió que sea paciente, todo,
de acuerdo a ella pasa por una razón. Miré al alrededor, y pude ver a la
distancia un parque. Pensé allí estaría más segura que el estar en medio de la
calle. Me escondería detrás de algún árbol. La voz rio y me dijo: ¿te atreves a
dormir en un par que en medio de una guerra? ¡Ya veo que tan mal estas! Ven te
ayudare. De repente caí en un sueño profundo. Cuando llego en mi misma, me
encuentro en un carro de golf, en medio de una carretera. Pregunte donde estoy.
Una figura masculina me dice que “en Londres, próxima parada España”. Me sentí
aliviada de volver a estar en la Tierra otra. Nunca pensé que lo estaría. Sentí
que aprendí a valorar lo que tengo a mi alrededor. Caminé por la acera hasta
que fui incorporada a la vida carnal. Sentí como me elevaban mientras caminaba
hasta que al fin me incorporé con los humanos como yo. Traigo conmigo una
experiencia inolvidable. Traigo conmigo el nombre de Klourdes de Castilla.
Traigo conmigo la idea de que yo también debería de unirme a esos tantos que la
buscan desde hace tres décadas. Pero luego la idea que estoy siendo tonta corre
por mi cabeza, pues el Rey Aldovar I sabrá protegerla y esas organizaciones que
la buscan también.
Copyright @ Kenia Alondra del Castillo 2016