lunes, 7 de marzo de 2016

Capitulo VI: En mis tentacciones.



                  
Una voz en el aire me dijo: “ya te vi llegar identifícate. ¿Cuál es tu nombre?” La verdad que no sé quién soy. Tengo una memoria vaga de una epoca lejana en el pasado, en la creo que viví aquí. Mi piel está más clara de lo normal. No me reconocía a mí misma. Un impulso me dice que soy Emilia. Yo actue en el y le respondi, - Emilia Castro-. De repente esa voz empezó a vociferar, fue como si ella hubiera perdido el control de sí misma y las amenazas que me hacía me daban escalofrío. ‘Te voy matar’, ‘cuando te agarre querrás no haber regresado aquí’, ‘te hare aullar como a un cachorro’, ‘ya verás’. Fue como si ella se hubiera vuelta loca. Su voz aguda, me hizo deducir que la voz provenía de un hombre, pero a veces era tan fina y afilada, que me confundía y pensaba que quizás era de una mujer.  Las amenazas no cesaban. De repente, le sentí cerca de mí, pero no le podía ver. Me seguía a todos lados. Yo me escondía de ella. A veces le escucha decir que no me veía. Cuando eso sucedía me sentía aliviada. Pero el pánico volvió a apoderarse de mi cuando vi, a quien le pertenecía la voz. Era él otra vez. Ese hombre de piel verde oscura, Maldovar. Él decía que yo no pertenecía a la tierra. Me preguntaba por qué he regresado. Le respondí, ¿es que acaso, esta no es la tierra en la cual nací? ¿Qué derechos tienes tú de decidir si vivo en este mundo o no? En ese instante, sentí que me elevan otra vez. Esta vez no vi poderes sobrenaturales o seres divino; nada de fantasía o cuentos de hadas con princesas atrapadas o durmientes, pero más bien caos. He aquí he vuelto a mi visión anterior. Dos mundos, dos reinos, uno se revela contra el otro. Miré hacia arriba otra vez. Vi ver el cielo poblados por   aviones de combates. Las calles pobladas por vehículos de guerras y soldados marchando a pies. La ciudad estaba cubierta por ellos. Una guerra se ha abierto entre Selonia and Maggoc. Selonia se ha adueñado del “cielo y la tierra”. Vi cohetes lanzarse a muchas ciudades. Alogore la ciudad principal de Maggoc, esta irreconocible. Casas y edificios desbaratados, caídos en el suelo. Vi soldado esconderse detrás de edificios. Vi cadáveres en el suelo. Una gran multitud de niños y adultos, yacen en él. Por lo que había observado, me imagine que la tasa de muerto debería de estar en más de un millón en todo el reino. Vi cómo la gente entra a las tiendas y tomar posesión de los artículos que les apetecieran. Mientras otras corrían sin rumbo fijo. Si tu Alondras…crees que la tierra está en caos con los terremotos y las guerras que nos azotan… entonces… tu deberías de ver a Maggoc. No tengo palabras para describir el estado en que se encuentra.



La voz femenina todavía insiste que los Selonian dejen el reino inmediatamente. Si te pregunta cómo se todos los detalles, la voz me mantiene informada y no es la primera vez que he estado aqui. Con la diferencia en que antes Maggoc era un reino con explendor y Selonia su esclava. La guerra en el cielo sigue por todo lo alto. Maggoc tiene sus aviones también en el aire, pero Silonia parece estar ganando la batalla.   Las gentes corren de un lado a otro, no sabiendo donde esconderse. Yo también estaba aterrorizada. Busqué con mis ojos un lugar donde esconderme. A 400 yardas veo un edificio. Me parecio seguro. Corrí hacia el para esconderme. Mi corazón palpitaba rápidamente. Mis ojos más abiertos de lo normal. Me pregunté qué había pasado o que había iniciado la guerra entre estas dos naciones. Pero luego me encontré llamándome a mi misma tonta, pues ya sabia de la esclavitud que Maggoc había sometido a Selonia. Eso había iniciado todo el conflicto y como consequencias la guerra. También me pregunté por qué debía yo presenciar tantos sucesos. Le pregunté a voz en que líos me estaba metiendo. ¿Por qué querrás que vea semejantes cosas? Pero como de costumbre, ella solo habla cuando le conviene. Otra vez me ha dejado con mis dudas y preocupaciones. De seguro que más tarde volverá. Me quejaba yo mientras corría despavorida, llevándome cuanto todo encontraba en mi camino. Daba saltos tan grandes, que jamas yo imagine que podía dar. Los escombros en mi camino, era tantos que a veces pensé que desmayaría en el intento de saltar sobre ellos. Mi meta final era llegar a ese edificio, cual objeto encontraba en mi camino, no era un motivo para detenerme.  

      Vi una gran multitud de gente correr hacia el Oeste. Hacia el edificio que yo también me dirijia. Una niña de pelo negro, ojos castaños, naris un poco aguda. Media mas o menos un metro y parecía tener 12 años. Esta al verme se sujeto de mi blusa, en señal de que necesitaba a alguien quien la cuide. Me dio pena verla asi. Por su estatura me di cuenta que quizás era una Selonian. Le levanté con mis brazos hasta llevarla hasta mi pecho, y con ella en esa posición corrí hacia el edificio. Mi voz me decía: esa niña hará que te retrases. ¿Por qué no dejarla a que se habrá camino por si sola? Ella no es más que una carga inoportuna para ti. No le puse atención a lo que me decía. Pues sabía muy bien cual sería su destino si le dejara allí sola, sin nadie que le cuidara. Mientras corría, un hombre y una mujer se nos acercaron. El hombre me dijo que es Selonian y la mujer se describió a sí misma como Agonista. Ambos me dijeron que reconocían que no era de estos lados. ¿De donde habrá de venir un ser marron claro? Me preguntaron. Yo muy timida le respondi que si estaban en lo cierto. La guerra se intentificaba aun mas. Y ahora yo no solo estaba preocupada por estar en medio de una guerra sino que también estaba preocupada por que me había dado cuenta que mis rasgos físicos eran muy diferentes a los demás. Como había de explicarlo. Nadie tenia mi color de piel. Pero para mi suerte, ese señor hablaba español. Me había dicho, que el antes había estado en la tierra. Yo llegue a pensar que quizás el no eras mas un angel que estaba ahí para protegerme. La mujer no hablaba español, pero si tenía preguntas, hombre hacia el papel de interprete entre ambas. De repente, una manada de soldados parecen detrás de nosotros, en direction Oeste. Estaba mas o menos a 250 yardas. A mi me dio mas terror, ¿pues que si ellos disparan contra nosotros?  Todos empezamos a correr aun mas rapidos. En eso el hombre tomo de mis brazos a la niña y me dijo que me escondiera dentro de la Agonista. Yo le mire atónita y el dijo unas palabras cuando al mismo tiempo sentir y vi mi cuerpo desaparecer en el cuerpo de la Agonista.

Y mientras corría sentí que me bajaban de nivel otra vez. Yo reconozco que he robado el cuerpo de la Agonista y cogí miedo de mi misma. Al bajarme de nivel he aquí estoy de vuelta en Londres, Ahora estoy yo con piel más clara de lo normal y pelo ondulado. Luego de analizar mi nuevo cuerpo, me doy cuenta que aún tengo el hombre habrá hecho algún embrujo. Ese hombre verde oscuro, Maldovar, ya no está. Estoy dentro de un cuerpo que no es mío.  Esto me complicaría la vida aún más. ¿Cómo diría a las autoridades que soy quien digo ser? ¿Cómo convencería a las personas en entrevista de trabajo que esa chica en la foto de mi pasaporte es la misma que le habla? ¿Cómo se lo explico a mi psicólogo? Pues no, no será fácil. Le demandé a la voz que hiciera algo al respecto. Ella me dice que vera lo que hace. Yo le creí. Al cabo de unos minutos, la voz me dice que me subirá nivel, así no dejo a esa Agonista en la tierra. Y así lo hizo. Al subir nivel, vi su cuerpo desprenderse del mío y seguir caminando. Yo no le detuve. Pensé que era mejor así. Me bajan nivel otra vez, y he aquí de nuevo en Londres. Me senté en una parada de autobús. Necesitaba analizar todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Me senté tranquilamente a meditar sobre mi vida y a veces llegaba a las conclusiones que yo debía ser alguien importante y no lo sé. Llegué hasta desear ser la famosa Klourdes de Castilla de mi religión. Pero al cabo debí por poner mis pies sobre la tierra y despertar de ese sueño.

      Ha empezado a oscurecer. Y el frío había empezado a notarse. No llevaba chaqueta o abrigo alguno conmigo. Al cabo de una hora ya no podía soportarlo. Miré a mí alrededor. La voz me dijo que camine hacia el parque, allá hay una discoteca subterránea. No dijo porque quiere que yo valla hacia ese lugar, pero yo le obedecí. Mientras me encontraba allá, vi muchos jóvenes hablar unos con otros. Al largo de la carretera, vi algunas mujeres. Por su vestuario diría que eran prostitutas. Vi coches acercarse a ellas. Algunas se suben, otras permanecen paradas en sus puestos. ¿Estaría negociando el precio?, me dije a mi misma, con desprecio en mi voz y sobre ellas.  Escuché una risa y le pregunté a la voz si es ella. La voz dijo:
- ‘bueno, tú no tienes dinero, ¿cómo va a llegar a casa? Mira a esas mujeres, tu deberías de hacerlo mismo que ellas, si quieres conseguir algo de dinero para comprar el ticket que te llevara de vuelta a tu casa’. Yo indignada y muy enojada le respondí:
- ¿Entonces quieres que me vuelva una prostituta?
- Yo no sé. Tú tienes un gran problema aquí. Estás sola, lejos de casa, estas con frío y tienes hambre y sed. ¿O es que acaso no has notado que no tienes tu chaleco y tu bolso contigo? Me dijo ella.  Yo me miré a mí misma y concordé con ella en que no tengo ni bolso ni dinero. Ella entonces me dijo:
- ‘Una noche te dará suficiente dinero para comprar el ticket y algo de comer’. Yo le ignore. ¿Cómo se ha atrevido a proponerme semejante barbaridad? ¡Por el Rey Ardoval I Santísimo! ¡Nunca haría tal cosa!
- Prefiero la muerte, le respondí. Ella me dijo:
- Tú eres la que sabe lo que haces’. Yo le confirme la cabeza que sí.


      Camine hacia una parada de autobús. Había gente ahí, quizás ellos puedan ayudarme. Le pido una libra esterlina a una chica y ella me dice que no tiene. De repente el hombre verde, Maldovar se aparece frente a mí. Me dijo que ‘esta noche te mato. Yo me incorporé de mi asiento y el salió corriendo. Le seguí enojada y cansada con todo lo que estaba pasando. Así que le ordené que traslade hacia mi apartamento, así como ellos me han traslado a lugares que yo no he pedido. No le tomé sus amenazas en serio. Pues si antes él me había dado una vida, ¿porque no ayudarme otra vez? Así que le demandé que me trasladara de vuelta a mi casa. No sabía quién era en realidad mi enemigo. Pensé que quizás todo ellos me están jugando una mala jugada. Pero ya estaba furiosa de como ellos juegan con mi vida. Él me dijo que no y yo le dije que él es feo. Le vi pararse en frente a un árbol respirando rápido. Yo me sonreí a mí misma por lograr herir sus sentimientos.  Me senté en una banca en la parada de autobús, con la sonrisa más grande que había tenido en semanas. Entonces me decía, ¿poderes sobre naturales también son vanos como nosotros? ¿No le gusta que le llamen feos? Todos los días se aprende algo nuevo como dicen los ingleses.

      Luego de un buen rato, camine hacia el otro lado de la carretera. Allá hay otra parada de autobús. Les pedí ayuda a dos chicos, uno blanco parece tener 17 años y otro negro de más o menos 19. Le he explicado que no sé quién soy, que estoy confundida y que no me siento muy bien. Para este entonces mi piel esta helada. Sentí como si estuviera en el Polo Norte. Ellos me miraron. Parecen tener miedo de responder a mis preguntas. Les pregunte si la gente negra aquí en Inglaterra tiene acceso a la salud pública. Pues estaba tan cansada y abrumada que no recordaba todo muy bien. Pero el muchacho negro vacila y no quiso responder mi pregunta. Entonces les pido si pueden llamar una ambulancia para mí, porque yo he perdido mi celular. Ambos retroceden. Estaba confusa y no entendía el por qué, se incomodaron tanto cuando le pedí, que llamaran una ambulancia para mí. Eso es algo que cualquier persona haría. Acepté mi destino. Me senté con la noción de que ahí moriría del frío. Sentí que me alejaba de este mundo. Vi al chico blanco pararse en frente de mí. Pude escuchar cuando dijo ‘yo he llamado una ambulancia’. Ellos están en camino. Gracias al Rey Aldovar I, pensé.  Le di las gracias en medio de mi malestar. Sentada esperaba su llegada. Sentí que todos a mí alrededor hablan con voz de trueno. De nuevo ese hombre de piel verde oscura aparece. Me sentí segura, tranquila, ya no le tenía miedo. El cortó algo en mis pies, no sé qué. Vi las luces de la ambulancia. Dos personas salen de ella. Una mujer y un hombre. Me llevan hacia la ambulancia y me hablan. No entendía todo muy bien. Me dan un gel para tomar. Me dicen que eso ayudara con el frio. Y me llevan al hospital.


      No recuerdo la trayectoria. Solo sé que desperté en el hospital. Me hacen preguntas sobre mi vida. Yo recuerdo poco. Todavía pienso que estoy en el año 2023. Hablé sobre mi hija y cosas que no son ciertas. Dije que no la visto por más de 10 años. La última vez que la vi fue en el 2013. Nada de lo que dije tenia coherencia. Hay dos personas hablando conmigo. La voz apareció otra vez y me dijo que tenga cuidado con lo que digo. Pues me pueden enviar a un manicomio. Yo me preocupe más, pues no quería terminar encerrada bajo llaves por las cosas que yo dijera. Cosas o sucesos que son ciertos pero que nadie creería. Ambos son trabajadores para discapacitados mentales. Ellos me han dicho eso. Yo sentí la presencia de otros seres no humano en la habitación. La voz me dijo otra vez, que tenga cuidado con lo que digo. Me reitera otra vez con voz filme que me pueden enviar a un hospital psiquiátrico. Los trabajadores me preguntan si recordaba donde vivo. La verdad es que no recordaba. Me piden mis direcciones anteriores, pero tampoco recordaba. Ellos salieron de la habitación. Luego de unos minutos de esperan me dijeron que vuelva a mi cama y que me acuesta a descansar. Yo les obedecí.

Mi cama estaba frente a las persianas. Hay muchas de ellas. Toda la pared al sur está cubierta por persianas. Mientras las observaba, vi acercarse aquel hombre morado radiante que he visto antes en mis visiones y en mi habitación en el hotel. El pidió que mirase a las persianas otra vez.  Yo miré y vi a mi hija rodeadas de seres no humano. No pude ver rostro alguno solo el color de su piel. Solo figura cubierta con ropas. Su vestuario parece estar confeccionado con el material que se confeccionan los sacos de arroz. Extraño vestuario pensé. El vestuario le cubría desde la cabeza los pies. Llevaban una capucha cubriendo su cabeza. Al verlo me vino a la mente la moda urbana. Nunca pensé que seres de otro mundo usarían tal moda. Pues aquí en la tierra muchos la rechazan.  Él, el ser morado, que nunca me dice su nombre, dijo que, si yo quiero a mi hija de vuelta, yo debo de pelear por ella. Yo acepte el reto y pregunto qué debo hacer. Él me dice que me mire al lado izquierdo. Vi tres jovencitas, muy bellas. Su rostro y piel impresionante. Nunca antes hubiera visto una piel tan hermosa and exuberante. Sus pieles se asemejan al oro más pulido que hubiera visto. Sus pelos combinan con sus pieles perfectamente. Pero en sus rostros no tenían rasgos físicos como nosotros los humanos. No ojos, pestanas, nariz, o boca. A pesar de todo sentí envidia de tanta belleza. Fue tanta la envidia que no pude contenerla y me queje al ser morado el por qué yo tengo la piel oscura. Le dije que no es justo. Recuerdo bromear, y decirles a ellas que pecado ellas han cometido que ahora son mis sirvientas. Las sirvientas de una mujer de piel oscura, que es pobre y hace nada más que vagar por la ciudad. Seguro que ustedes han pecado, le volví a bromear. Pues, en conclusión, él me dijo que ellas son mis sirvientas y ellas cuidarán de mí. Yo de incrédula. ¿Cómo es posible que semejante belleza puedan ser mis sirvientas?

Luego de un rato de bromas, cambie el tema y le pregunte qué es lo que debo de hacer para tener a mi hija de vuelta. Él me explica que otros seres detrás de mí los cuales no puedo ver. Ellos pondrán cosas en mi cabeza, yo debo quitármela todas tan pronto como pueda. Yo acepté. He aquí sentí que unos granitos parecidos al arroz se vacían en mi cabeza. Yo muy rápido me las quité. En eso pase más de cinco minutos hasta que al fin me las elimine todas. Pensé para mis adentro, ¿es esta la pelea? Esperaba otro tipo de pelea, algo como tomar una espada y vencer al oponente. Pero no, pensé que él me hacía bromas y me enojé. Él me sonrió y me dijo que solo bromeaba, pues quería aponer una sonrisa en mis labios. Me guiñó el ojo izquierdo y luego desaprecio por horas. Luego regresa y me preguntas como se han comportado mis sirvientas. Yo le miro con sospechas y le respondí: ¿Pienso usted que es alguien que solo viene a verme la cara y burlarse de mí? Entiendo completamente que solo yo puedo verle y las demás gentes en la sala no. Le ignoré y cerré mis ojos. Me quede dormida. Al despertar mire el reloj en la pared. He dormido por horas. Es casi la hora de la cena. Son casi las 17.00. Me senté en la cama, pero me sentía incomoda. Me pare y camine hacia las persianas. Mire al otro lado del edificio, y enajena yo, he aquí otra visión. Vi un dragón. Es real y gigante. En todo su cuerpo una combinación física formada por bolas. Se parecen a las bolas de Dragón Ball. Un hombre lo cabalgaba. El hombre no es todo humano. Es mitad hombre desde la cintura hacia arriba y mitad ave desde la cintura hacia abajo. Extraño pensé. Le observe detenidamente. Al recorrer la mirada desde la cabeza del dragón hasta su cola me sorprendí ver una jovencita vestida de morado. Ella parece flotar en el aire. Parece preocupada por algo. No sé qué. Al mirar más detenidamente vi a su lado algo una figura marrón oscura. Tenía figura de mujer. También llevaba un vestido morado. Una voz me explica lo que está pasando. Me dice: esos tratan de crear a el nuevo príncipe de la tierra. Ellos quieren reinar este mundo. La mujer representa a Klourdes de Castilla. Tan pronto como dijo eso la enviada se apodero de mí. Yo quería ser Klourdes de Castilla. La voz me dijo: y esa figura de marrón oscura dice que él es el rey Ardovar I. Yo pensaba que esa figura era una mujer. Todavía sentía envidia de la que ha sido seleccionada como Klourdes de Castilla. Pensé que yo haría un mejor papel. Me puse a caminar de un lado al otro, enfadada de que alguien más es Klourdes de Castilla y no yo. Me sorprendí a mí misma. De todo les grite a ellos: ¿tienen dos luces para crear al nuevo príncipe y redentor de la tierra? La voz respondió y dijo que ‘no’. Le expliqué que para crearlo necesitan dos luces. Yo tampoco la tenía. En eso llega una enfermera y me dicen que me van a trasladar hacia un hospital psiquiátrico cerca de donde yo vivo. Se tomaría una hora para llegar. Luego mire otra vez a la ventana, el dragón ahora hacia frente a la mujer, la cual parecía estar aterrada. La figura marrón se plantaba en medio de ellos dos, con una espada en la mano. La enfermera volvió otra vez, y me dijo que el taxi me esperaba afuera, tendría compañía de una ayudante que se sentaría conmigo en los asientos detrás en el taxi.  El hospital al que me llevaban estaba a más o menos 10 minutos de mi apartamento. Estaría otra vez dentro de mi área.

En el camino, fuimos sorprendidos por una manada de seres no humanos. Estos rodeaban el coche en que yo viajaba. Dentro del minibús, unas luces moradas aparecieron junto a mí. Ellos se sentaron a mi lado. Me dicen que deben de elevarme al nivel tres. Alguien me quiere lastimar o matarme. Es el deber de ellos de protegerme. Veía como espíritus negros penetraban el autobús y como ellos, hacían todo lo posible por asegurarse de que nadie me hiciera daño. Sentí el minibús se eleva y vi unas filas largas de coches no humanos. Ellos parecen este hecho de un material transparente, sus luces muy radiantes. Por una hora solo veía luces y luces. Sentía que el chofer manejaba a alta velocidad cuando al mismo tiempo parece evitar obstáculos en el camino. Ya se había hecho oscuro. Luchaba conmigo misma para no quedarme dormida. Cerraba mis ojos y luego me espantaba al notar que me había quedado dormida. Por fin llegamos al hospital. Yo mire a mis alrededores y veías solo millas y millas de desierto. Vi muchos vehículos a mi alrededor, coches y naves. Veía como todos se marchaba al yo entrar al edificio.  Al frente de mí, un edificio largo se habría. Estaba confundida como siempre lo estaba y la verdad es que no sentía muy bien. Entré y alguien me recibió. Me llevó a una sala. Miré por las ventanas y todavía veías coches y naves en el cielo marchase. ¿Quién soy yo? empecé a preguntarme por primera vez en mi vida. ¿Por qué tanta importancia se ha puesto en mí? Esperé en la sala. Al cabo unos minutos dos personas llegaron y empezaron a hablarme. Yo estaba ahí cabizbaja, sumida en mis pensamientos. Yo no levanté la cabeza ni tampoco respondí. No me dieron las ganas. Ellos hablaban y hablaban, pero no conseguían hacerme hablan. Parecían estar molesto, pues ellos querían saber cuál era el problema conmigo. Yo no le ofrecí ninguna información. Y a mí no me importaba su molestia. Luego de 30 minutos, ellos se cansaron de hacerme preguntas. Me tomaron de las manos y me enseñaron la habitación en la cual dormiría. Me dieron una pastilla. Cuando abrí mis ojos ya era de día.

      Alguien entró en mi habitación y me preguntó si deseaba desayunar. Le dije que no me apetecía ingerir alimento alguno. Me quede en mi cama. Aun no sé dónde estaba ni recordaba que me habían dicho en el hospital anterior que me llevaban a otro hospital. Al cabo de una hora me levante y me duche. Salí hacia el área comunal y es cuando me doy cuenta de que estoy en un hospital psiquiátrico. Había estado aquí hace algunos años atrás. Y mi experiencia no fue muy buena que digamos. Recordé que, en esta parte del edificio, la unidad de evaluación… aquí… ves al psicólogo y luego él decide que tratamiento tú necesitas o si necesitas ir a otra parte del hospital para tratamiento. Recordé que la última vez que estuve aquí, tuve problemas con algunos de los ingresados. Solo esperaba, que la misma historia no se repitiera.  Y en el fondo de mí, prefería el hospital que a mi departamento. Alondra, amiga mía…  te pido disculpa por no informarte antes.

 Pues si te sigo contando, todavía mis oídos no se ajustaban al nivel correcto. Escuchaba que todos hablan con voz de trueno. Reconocía que mis oídos eran el problema, pero no quería contárselo a nadie. Me daba miedo que me digan que mi salud estaba empeorando. Que mi problema psicológico estaba avanzando y que ya no mostraba los primeros síntomas de psicosis   sino más bien que mi problema se estaba empeorando. Al cabo de unos días mis oídos volvieron a la normalidad. La rutina diaria y aburridas del hospital ya me perturbaban. Me sentía como si estuviera encerrada entre esas cuatro paredes azules oscuras, sin opción alguna de salir de ellas. El color se repetía en los corredores y también en la sala de estar.  Odiaba ese color. Para ese entonces ya me sentía muy bien y todo malestar había desaparecido. Quería irme a mi apartamento. Tenía las memorias de lo había pasado allá, pero ya no sentí miedo de quedarme en él. En realidad, debía de confrontar mis demonios, sino vagaría por la ciudad el resto de mis días o peor aun, pasarmes mis últimos días de vida en un maniocomio. Nunca les conté a mi psicólogo por lo que había pasado o vivido en las últimas semanas por temor a que hacerlo me hubiera quedado en ese lugar un largo tiempo o peor aún que enviaran a unas de esas casas para discapacitados mentales. Así que solo le dije, que cuando me sentaba en la sala de mi apartamento, sentía como que alguien me jalaba el pelo y que también sentía como si mi piel se desprendiera de mi cuerpo, pero sin desprenderse en realidad.   Le conté lo que me convenía. Y yo no le mostré preocupaciones algunas sobre mi estado de “salud”.  Yo sé que veo y escucho cosas que son inexplicable. Luego de una semana me dieron de alta y pude marcharme.

      ¿Todas esas vivencias que fueron? Aún no me explico, pero de algo estoy segura es dejé este mundo y pasé a otro. Pero añoro esas vivencias, las cuales mi psicólogo las llamaría psicosis. De una forma u otra las he sobrevividos. Esto me ha ya llenado de valor.

Copyright Kenia @ Castilllo de Paget 2016.